Thursday, July 31, 2008

Allá Lejos...

"I never saw it happening
I'd given up and given in
I just couldn't take the hurt again

What a feeling"

-.Aqualung.-

Hay una historia de la que no hablo, cuatro meses en mi vida que, según cuento, significaron cualquier cosa (muchas cosas, ojo, que son todas ciertas) menos lo que en realidad significó para mi.
Hay cuatro meses en mi vida en los que no amé profundamente a alguien, cuatro meses en los que no era una novia, cuatro meses en los que estuve distanciada de toda mi familia, en los que viví afuera, en los que tuve una compañera de cuarto por primera vez en mi vida, en los que trabajé de lunes a lunes sin parar, en los que me compré cualquier boludez que hubiera dando vueltas por la red, en los que conocí muchas partes de mi, pero cuatros meses en los que no amé a nadie, en los que no fui una novia. Pero en realidad, sí. Sí amé, si fui novia. Son cosas de las que no hablo, no porque no haya amado profundamente a esa persona --a quien voy a denominar para el blog Sud-- sino porque todo el dolor que me infundió después me llevó a bloquearlo completamente de mi vida, de mi mente y de mi realidad.

* * *

¿Qué tan lejos quedan esos recuerdos que se esconden en los recobejos de la mente? Florecen un día, como si nada, porque nadie los llamo, porque nadie quiso saber de ellos, nadie me preguntó. Y así, de golpe, como si nada, llegan. Cerrás los ojos y al escuchar una canción que cuidadosamente la habías borrado de la playlist (pero, quien sabe cómo, se filtró... ) te vienen a la mente todas esas imágenes que minuciosamente habías extraido de tu recuerdo. El inconsciente te llama con el dedito índice y te dice "¿Viste eso que vos decías que no pasó, eso que tratabas de ocultar...? guess what... Ahí lo tenés, para que recuerdes que eso fue así, tal como lo recordabas, tal como lo quisiste borrar... Y te vuelve todo cual butterfly effect, cual memento, reminiscence de lo que fue, secretos que nunca contaste, historias que viviste en la oscuridad.

* * *

Y ahí, entre Wisemen de James Blunt y Brighter than sunshine de Aqualung, ése que creías perdido te roba el sueño y unas lágrimas que no le corresponden, porque duele, porque todo lo que pasó te dejó una cicatriz que contra tu piel tiene dos grados menos que el resto de tu cuerpo. Porque "...love burns brighter than sunshine..." y por eso no me gusta hablar de eso... Aunque Sud no lo sepa, it was love.

Jean Nuevo - La metáfora...


Si tuvieran un pantalon de jean que usan hace un tiempo ya, que les gusta, por dentro y por fuera, pero que un día se le hace un agujerito en la rodilla, ¿cómo lo resuelven? Ese agujerito es cada vez más grande, porque en su momento no lo cocieron, pensando que no iba a crecer. Con el tiempo el agujero deja ver casi toda la rodilla. Cuando a mi me pasó por primera vez, creí que sólo había dos opciones, o le ponías una rodillera y lo emparchabas para seguir usándolo, o lo tirabas/regalabas y te comprabas uno nuevo. Generalmente elijo comprarme un pantalón nuevo, dejar de lado y olvidar a aquel pantalón que me gustaba tanto.

* * *

Hace un tiempo, usé esta metáfora con Él, y le dije que en esta situación yo prefería que le pusieramos un parche y arreglaramos el pantalón. Porque me importaba, porque valía la pena para mi. Evidentemente, la analogía era demasiado para su capacidad comprensiva, por lo que me preguntó: "¿Qué tiene que ver el pantalón con que vos y yo nos estemos peleando? No sabés hablar de otra cosa que no sea de ropa." Quizás eso fuera cierto, pero lo que Él no supo que en ese momento yo me di cuenta que, quizás, quedarme con ese pantalón roto no era la mejor idea.
Me hice unas bermudas, y las guardé en el placard, para el verano, cuando hicera menos frío y las quisiera usar.

* * *

No tiene ningún sentido guardar algo en el placard y después no encontrarlo. Es que los pantalones cuando se rompen no hay que guardarlos en el placard, una vez que se rompen o los arreglás o los tirás porque para vos, eso no tiene ningún uso. Incluso, ese parche que será momentaneo va a dejar pasar agujeritos más pequeños que van a ir saliendo a la luz con el tiempo en que lo sigas usando. Algunos pantalones valen la pena más que otros... Pero aquellos que no desean ser emparchados, no los hagamos bermudas, no les vamos a dar otro uso, jamás, y encima cada vez que no los usemos pero los veamos ahí colgados en el placard, aparentemente disponibles, nos vamos a lamentar no haberlos dejado ir como corresponde, con la frente en alto.

* * *

No conservemos pantalones rotos. Si no podemos emparcharlos, busquemos unos nuevos.

* * *

Monday, July 28, 2008

Sólo quiero ser una Blueberry Pie....


Elizabeth: So what's wrong with the Blueberry Pie?
Jeremy: There's nothing wrong with the Blueberry Pie, just people make other choices. You can't blame the Blueberry Pie, it's just... no one wants it.
Elizabeth: Wait! I want a piece.

My Blueberry nights.



Cuantas veces pensamos en ¿qué está mal conmigo? ¿Por qué no soy lo suficientemente ...(completar con lo que corresponda)... para que él me ame?

A veces, si lo pensamos de otro modo, quizás él no era lo suficientemente... (nuevamente completar con lo que corresponda)... como para nosotras, pero más allá de que tanto nos obsesionemos con uno o con otro... de cierto modo... "lo que no tiene que pasar, no pasa". Eso me lo dijo un amigo, no hace mucho. Y es parte de su historia la que quiero contar.

I.- Un día decidimos con mi familia dejar de lado la vida de ciudad y anotarnos en un club. Ahí conocí un montón de distintos tipos de hombres. Pero algo en él hacía que fuera distinto a los demás. Sin embargo, lo adopté como amigo. Lo miraba de lejos, y sabía que me gustaba. Pero lo miraba de cerca y sabía que eramos amigos. Lo llamaré Remo.
Una vez, estabamos tirados en el pasto y me dijo "para mi, un beso no es nada." Para mi, un beso lo es todo. Un beso te dice la verdad, un beso te muestra sin palabras lo que el otro siente. Pero para él, nada lo es. Lo vi pasar de mano en mano, de braso en braso, de boca en boca. Desde lejos, desde cerca. Un día me besó al pasar en un boliche, como si yo no valiera nada, como si yo no fuera lo suficientemente... como para él. Me encapriché. ¿Cómo podía ser que él no fuera mi Ken y yo su Barbie? ¿Cómo podía ser que en esta historia cabiera una sierra eléctrica y todo el piso de alrededor se caiga y yo quede, cual dibujo animado, lejos de él?
Me encapriché y lo busqué y lo seguí y lo atormenté. Pero yo no era suficiente.

II.- Pasaron los años y me olvidé. El capricho quizás se cambió por algún otro pobre tonto que se me cruzó y no me dió lo que yo quería. Me bajé del colectivo un jueves por la noche, venía de un preestreno de una Ópera, con un amigo de la secundaria. Era la primera vez que iba a un preestreno en el Colón, habíamos pagado $5 para ver, si mal no lo recuerdo, El Holandés Errante.
Entré a un resaurant de comida rápida a pedir mi cena, y lo vi. Sentado con un grupo de amigos, como si fuera más importante que yo. Mis papás me educaron bien. Entré y lo saludé. Me miró como quien mira desde arriba la gente pasar por el balcón, como quien se para en la tarima y baila por encima de los demás.
Me hice pequeñita. Me volví a encaprichar. Pero no lo busqué. A Remo lo dejé pasar. Como si ami no me importara. Aunque no fuera cierto.

III.- Dos días después mi amiga, que voy a pasar a llamar Cala, me llamó para preguntarme si podía darle mi nuevo teléfono a Remo que me había visto hacía unos días y se había vuelto loco buscando un teléfono mio para ubicarme. Me hice la interesante, pero en el fondo me moría de ganas. Me llamó, nos vimos y empezamos algo muy lindo que duró poco. Porque él no era lo suficientemente... como para mi.
Aunque no lo crean, lo dejé irse, con sus rutinario llamados del medio día, con sus salidas esquivadas, con sus voz tan dulce, que aún así no logró conquistarme. Por más rencor que le tuviera, por más dolor que me causara pensar que él en su momento me había dejado... no era ésa la razón. Simplemente no era lo suficientemente...

IV.- Ay querida Ophelia, quizás hoy todavía te arrepentís, pero porque en este tiempo no hiciste otra cosa que lamentarte por otro. No busques aquellos marineros perdidos, bien perdidos están, que por alguna razón siguieron a otra sirena. Lo que no se tiene que dar, no se da. Remo tenía toda la razón, un beso no significa nada, porque no importa cuantas veces me podría haber besado, en la parada de colectivo, en la puerta de mi casa, en el club. No importa porque esos besos nada me decían, pero yo no lo sabía.

Lo que no se tiene que dar, no se da. No importa que tipo de pie seas, simplemente, nadie se lleva la Blueberry... pero quizás venga un día él, quien quiera una porción.

Monday, July 21, 2008

Sonrisas amargas

Hay días en los que uno está de mejor humor que en otros, días en los que uno se levanta positivo y días en los que uno está negativo. No siempre influimos o somos conscientes de la energía que irradiamos, y tampoco es tan fácil controlar nuestro estado de humor.
El mundo es así y se mueve de esa forma y no se puede cambiar.
Cuando decimos que tenemos mala suerte, o tenemos buena suerte, en realidad depende de las energías, creo yo.
Hoy me levanté de buen humor, con una sonrisa, nerviosa un poco. Prendí la tele. Llovía. Me encanta la lluvia. Con sonrisa subo y busco mi paraguas rojo, uno bien grande y automático (esos que apretás un botón y se abre solo). Me lo regaló mi madrina y me encanta. Sigo con mi sonrisa mientras tomo mi vaso de leche de la mañana, mientras mi mamá se levanta y en chiste le digo "uy llueve". Mamá no se elvantó con sonrisa esta mañana. Pero yo sigo bien, contenta.
A pesar de que son las 6:30 de la mañana y que estoy manejando para ir a rendir un examen final en la facultad, voy tranquila, con la música, cantando. De buen humor, porque así me levanté.
Llegué a la facu y con mi café repaso los autores y me organizo con el tema que elegí. Subo al primer piso a donde voy a estar rindiendo. Estoy más que tranquila, relajada porque sé todo lo que tengo que saber, leí todos los autores y puedo ubicar a cada uno en su contexto.
La primera en la lista soy yo. Me quedo en el salón y todos salen. Estoy confiada. Empiezo a hablar y en la quinta palabra, la profesora me frena. Hace un comentario y una corrección. Ya no estoy tan tranquila. Las manos están frias y me transpiran.
En ese momento reconozco las caras de las profesoras, aquellas que ya me pusieron un 2 en otras ocasiones, aquellas que ya se burlaron de mi una vez, esas que me dijeron una y otra vez que tenía que volver en el próximo llamado.
Mi cabeza da vueltas y no puedo fijar la mirada ni en sus caras ni en ningún punto de todo el salón. Empiezo a decir incoherencias, frases que en su conjunto no tienen sentido, teorías mezcladas, comentario abzurdos, palabras de otras materias, oraciones sin principio ni fin.
Ya perdí el hilo de la conversación y me cuesta reflexionar. Si me preguntaran donde vivo no sabría como explicarles. Las profesoras se miran entre sí y ya se que frase va a venir, esa que les escuché decir ya tantas veces, esa que no puedo escuchar, que necesito no escucharla, que si la escucho una vez más me va a quebrar, ahora tan cerca del final, no puedo soportar escucharles decir que vuelva en el próximo llamado, no puedo ver como escribe en la hoja, justo al lado de mi nombre un 2 (dos).
Desaprobada. Otra vez más.
Ya no sonrío. Mis ojos se llenan de lágrimas y salgo del salón, salgo de la facultad, salgo del auto, salgo de todos lados, con ese dos escrito en la frente, y en la mirada. Nada puede cambiar mi día, nada. Nada puede modificar lo que siento, absolutamente nada. Ni si quiera un mensaje suyo puede hacerme sonreir, al menos no hoy, ya es tarde para sonrisas. Podrá añadirle sabor, quitarle lo amargo, pero no cambiarlo. Por siempre recordaré el día en que una vez más me volví a mi casa sin aprobar ese final, ese examen que lo se de principio a fin, pero que cuando me siento frente a esas dos profesoras, ninguna energía positiva me puede ayudar a aprobarlo.
No importa que tan feliz y sonriente me levante.

Saturday, July 19, 2008

Encuentro


Para seguir con la historia que empecé a contar de manera muy breve anoche, voy a empezar por decirles que estaba leyendo, hace un rato, un post de Alicia en "A ver si nos entendemos", del miercoles 21 de febrero de 2007 y me acordé de la vez que volví a verlo a Él. 

Lo conocí en un instituto hace unos años, y el y yo seguimos yendo. Hacía bastante que no lo veía en ningun lado, quizás habiamos hablado un par de veces por messenger (comprendiendo que los tiempos modernos te facilitan pero a la vez dificultan), pero verlo verlo no. Puede que haya pasado varias veces con el auto por su casa, pero nunca alcancé a ver si estaba, o si salia, siquiera si andaba caminando por ahi. 

Un viernes a la tarde estaba en mi clase sentada en el último banco del salón cuando alguien toca la puerta. Cuando se abre veo que es él, vestido con camisa, como a mi me gustaba, y de forma instantánea se pone colorado. Sonrio como quien ve a un conocido que le interesa poco, porque en mi clase, incluso en el instituto, nadie sabe que tuvimos una corta historia el año pasado. Habla con la profesora y se para del lado de afuera del salón mirando hacia donde estaba. Con su mano izquierda me saluda, y yo vuelvo a sonreir. Por dentro estoy sientiend un profundo dolor, por fuera parezco una estatua, una Nereida. Yo sigo con las cosas que tengo que hacer, para que cuando se vaya y cierre la puerta yo siga en lo mio. 

Después de, por lo menos, unos diez minutos me empiezan a transpirar las manos, porque no puedo dejar de pensar que lo volvi a ver, después de tanto tiempo, y lo encontré igual que como lo había dejado, o más lindo. Para que se den una idea, Él es muy alto, muy rubio, con unos ojos que no son solamente azules, sino que siempre están brillando, pero a su vez es un poco torpe y otro poco tímido. No hay forma de que pueda ser más lindo, pero lo estaba, ese día te juro que lo estaba. Pasados unos minutos más me puse colorada y temblaba de frio, me empezó a dar vueltas la clase y mis compañeras se dieron cuenta que no me sentía muy bien. No escuchaba completamente todo lo que decía, mi estómago daba vueltas calesitosamente, me dolía todo el cuerpo, me dolía Él en todo el alma, se esparcía como una droga, como algo que me faltaba, como algo que todavía quería, como algo más allá de él y de mi. 

Mis compañeras me convencieron que saliera a tomar aire porque después del frío vino el calor y me había sacado toda la ropa que tenía de abrigo (era invierno). En cuanto me paré sentí que todo mi cuerpo se debilitaba y mis piernas no podían aguantar mi peso. 

Todos esos síntomas que eran completamente nuevos para mi, me mostraron cuanto necesitaba a Él y que tan lejos estaba de volver. Probablemente muchas de ustedes (si es que hay un ustedes allí, del otro lado) hayan sentido algo similar, más fuerte o menos fuerte, más exagerado o menos pronunciado, pero es algo que todas al menos una vez en la vida lo sentimos. Yo que siempre fui enamoradiza pensé que ya me habían pasado las peores cosas, pero como esta nunca. 

¿Será que realmente estaba enamorada de Él?




P&R sobre Ophelia

La siguiente serie de preguntas fue realizada por mi alter ego, pero pueden agregarse más preguntas, si las tienen. 

¿Quién es Ophelia?
Ophelia es, primero que nada uno de mis personajes favoritos de la ficción. Es melodramática y se enamora del hombre equivocado, quien no puede amarla y termina ahogandose en su propio dolor, y literalmente en el rio. Ophelia me posee por momentos y escribe sus historias, que no siempre son tristes.

¿Cuando apareció Ophelia?
Uh... Hace años, en realidad, pero no tenía nombre. Hasta que lei Hamlet y me di cuenta que me pasaba lo mismo.

¿Qué cosas le gustan a Ophelia?
Ama el arte, por sobre todas las cosas, en todas sus formas; desde la plástica hasta la música, pasando por las letras, y la moda obviamente! Ophelia escucha Alanis Morisette, Counting Crows, James Blunt, Oasis, Aerosmith, Kate Voegele y Guns 'n Roses. Le encanta leer, cuando tiene tiempo puede estar horas "devorando" libros y revistas. Tambien le fascina viajar, pero no es fácil en estos tiempos, económicamente hablando. Y si hablamos de moda... Ophelia es casi adicta, pero tampoco es tan fácil. 

¿Qué come Ophelia?
Por más que trate de mejorar... porquerias es su menú principal. jajaj Y chocolates!

¿Qué le gusta tomar?
Para no mencionar ninguna marca hay una bebida dietética que tiene té verde y es de naranja con pomelo. Es su favorita. Con hielo!!

¿Qué no le falta nunca en la cartera?
Un porta cosmético con gotas para los lentes, un par de anteojos, un delineador, un rimmel, una sombra en tonos de marrón y una manteca de cacao.

¿Cuál es la indumentaria básica de invierno?
Jeans, chatitas o zapatilas, remera manga 3/4, sweater y trench negro. 

¿Qué no falta en tu placard?
Remeras! En realidad todo es renovable, no?




Friday, July 18, 2008

En la calle

Si por la tarde se me diera por salir a caminar por las cuadras de mi barrio, ya sé por cual calle, y por cual casa en particular, quisiera pasar. No es que con el tiempo que ha pasado, desde que Él me dejó ir, no haya encontrado otras casas más lindas, otras cuadras más interesantes u otroas esquinas más iluminadas, pero hay algo en particular que me hace pasar, caminando o en auto, y ver si está.

Ah, pero entonces paso a ver si está. No se si es la casa en sí, no se si es Él o si soy yo. En todos estos meses que estuve aprovechando la soltería para estudiar y trabajar (y no para salir y conocer nuevos chicos y enamorarme nuevamente) no salí ni una vez a recorrer las calles de mi barrio, porque se que voy a pasar por su casa y me va a ver y voy a tener que saludarlo. No me molesta verlo, pero no quiero que me vea. No quiero que refuerce su decisión de haberme dejado ir, no quiero que se sienta más seguro de sí mismo. 

Al principio creí que el dolor me iba a durar poco, que unos largos mates escuchando Alanis, o escuchando a Alanis y dibujando, o ver algún musical como Moulin Rouge, me iban a permiter hacer el duelo que merece la relación. Pensaba que iban a ser días, y fueron meses, largos meses que se van a convertir pronto en un año. Un año para llorar una relación que me duró solamente 3 meses. Matemáticamente es ilógico, pero vos y yo sabemos que el corazón nunca lo es.