Friday, September 4, 2009

Invitación más 1

Son las 4 de la tarde del viernes y me suena el celular con ese número que ya se lo que me va a decir. "Estoy cerrando la lista y necesito poner el nombre de la persona con la que vas a venir". Eh... mirá no lo sé todavía, no podés poner "con acompañante"? Ok es la respuesta que me deja soltar un respiro.
Pero sé que del otro lado el silencio es duda, sospecha y hasta incluso prejuicio.
Me siento en mi escritorio y cierro los ojos. ¿a quién le digo que me acompañe? ¿quién?
Entonces pienso en lo que me dijo la Jefa la última vez que pasé por una situación similar. Ella dijo: Andá así quien te dice, por ahi conocés a alguien.
Pero yo no tengo con quien ir, y no voy a ir sola. Porque si bien sé estar sola, soy autosuficiente, independiente, no se ir a los lugares sola. Puedo ir a un museo sola. O leer un libro sola. Pero no puedo ir al cine sola, y mucho menos a una fiesta, aunque sepa que pueda haber gente que conosco. No quiero ir hasta alla lejos sola, llegar a la puerta sola, decir que mi "plus one" no existe, y que lo peor que me puede pasar es que me digan "ay trae alguna amiga".
¿Qué amiga?
Bueno algún chico con el que estés saliendo
¿Un qué que esté haciendo qué? pfff

Son palabras inexistentes en mi vocabulario, en mi vida y en mi día a día.

Porque es fácil decir "mi amiga Ophelia" y después desaparecer cuando yo realmente lo necesito. Entonces no soy tu amiga Ophelia, ni 8/4. Soy tu conocida. No tu amiga.
Una amiga no te cuelga las 700 miles de veces que le decis de verse. Y ni siquiera te pregunta si estás bien, si tenés con quien ir porque ella no puede.
Y ojo, no estoy enojada. Desilusionada es la palabra.

¿Y mi hermano?
No es su responsabilidad aparecer cuando no están mis amigos. No es su obligación acompañarme. No. No lo es.
Pero podría, no? Podría ver que no pido que me acompañen porque soy caprichosa. Pido que me acompañen porque estoy sola. Y no tengo con quien ir.

Entonces son casi las 10 de la noche y mi decisión es definitiva. No voy a ir. Ya lo sé. Y ya me metí el pijama y me metí a la cama.

El "vale por dos" en la invitación es entonces un deterrent, algo que hace que decida no ir, desde casi el mismo momento en que me dicen veni con alguien.
Porque si me dijeran "venite sola" es mucho mejor que "veni con alguien" porque entonces sé que todos van solos. Pero vení con alguien significa que todos van a ir con otra persona.
Menos yo, claro.
Que no tengo con quien ir.

Y este vale por dor hace que la misma razón por la que estoy sola, sea... que estoy sola.
No conosco gente porque no salgo, y no salgo porque estoy sola. Conclusión... sigo sola.

Monday, June 8, 2009

Aclaración

Quiero aclarar...
Porque cuando yo escribo muchas veces estoy en un trance iracundo, y después esas palabras que yo intencionaba como graciosas son hirientes. Pero no es la intención.
Yo amo a mis padres. Y a mis hermanos. Amo a mi casa, a mi familia, a mi lugar, a la libertad que me dan. Los amo.
Por eso la bronca es mayor. Porque cuanto más amás a alguien, más fuerte es el enojo.
Si a mi no me importaran mis padres, lo que ellos me dicen no me dolería. Me resultaría hasta disonante con mi realidad y me volvería una persona sorda ante sus quejas.
Por eso me toca la culpa. Me toca cuando escribo algo en contra de ellos, olvidando quizas que después ellos lo pueden leer por acá. Porque, por supuesto que mi mama sabe que existe mi blog y lo lee. Y le dije que muchas veces escribo cosas fuertes.
Y por un lado me importa que lo lean, es mi forma de decirles quien soy, ya que muchas veces no me lo preguntan. Y por otro lado me da cosa... por razones obvias.
Entonces, por este post pido perdón por lo que dije, y también por lo que voy a decir alguna otra vez, más adelante. Pero no pido perdón por lo que siento. Por las veces que lloro y nadie se entera. No pido perdón por eso. Porque son cosas que siento, y uno no puede pedir perdón por los sentimientos. Ni por las lágrimas.

Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas, las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos,
a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad que los cacuíes y los
cocodrilos no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

Oliverio Girondo LLORAR A LÁGRIMA VIVA...

xoxo

O.-

Friday, June 5, 2009

¿Qué más querés?

Me pediste que terminara el colegio. Lo terminé.
Me pediste que eligiera la carrera que a vos y papa le cerraran como digna. La elegí.
Estudié periodismo. Estudié inglés. También hablo francés, escribo y pinto. Me recibí. Soy Licenciada. Dejé a todos los novios que no les gustaban. Me alejé de las amistadas que vos creías no eran adecuadas.
No vi películas de terror, ni para mayores de 18 (hasta que tuve como 21...)
Fui tu pequeña reprimidita.
Seguí tus pasos hacia donde fuera que vayan.
Me caí, me golpié, me corté, me abrí, me cerré. Y en vez de abrazarme me retaste. Me retaste! Cómo si fuera realmente mi culpa la torpeza de mi ser.
Me alejaste. Me encerraste. Me sobreprotegiste. Me hiciste creer que todo lo que no pertenece a esa clase que vos elegís, no vale la pena. "Que tenga un título, un trabajo, un auto. Que sea rubio de ojos azules como un príncipe."
Soy rosa.
Por donde me mires vos y todos los demás soy rosa.
Pero cuando me miro yo, no veo el rosa. Veo gris y negro. Violetas oscuros y violentos que nadie ve.
Veo tristeza y soledad.
En vez de preocuparte, de preguntarme, de abrazarme, me alejás. Me imitás. Usás mi ropa. Te reís como yo.
En vez de yo querer ser vos, vos querés ser yo. Esa juventud añorada y ahora distante.
No me dejas ser yo, porque vos te lo robás todo. Sin querer te robás mi show.
¿Sin querer?
Y voy a terapia. Y en todas y cada una de mis sesiones termino hablando de vos. De lo que vos querés de mi. De lo que yo creo que vos querés de mi.
Las pocas veces que me quise rebelar, me frenaste y me dijiste que era todo una ilusión. Pero yo sé que ese filo cortó más profundo. Yo sé perfectamente hasta donde llegaron cada una de las marcas. Lo quieras creer vos o no.
Cuando se supone qu tendrías que defenderme me gritás y decís que papá tiene la culpa.
Están todos equivocados.
La culpa la tengo yo.
Por eso elijo irme. Elijo ir a bucar nuevos horizontes, aunque me cueste el doble la vida diaria. Aunque no pueda darme los gustos que me quiero dar. Aunque me esté jugando todo y termine comiendo pastito en plaza Francia.
No me importa.
Porque hoy por hoy quiero ser feliz yo. No me importa si vos sos feliz con lo que hago o no. No me importa si vas a aprobar mi estilo de vida o no. Junio va a ser el último mes. Junio es el último mes. Porque si después de este mes no llego a encontrar lo que realmente quiero. No lo voy a encontrar más, y ahí sí va a ser tu culpa.
Buscounanuevacasaparavivir.com.ar/quequedelejosdemicasaanterior
Y si la encuentro. ¡Qué felicidad!
Ya mismo estoy entrando al buscador de propiedades. Y no me importa lo que tu hijo piense de los alquileres. Es mi plata y hago lo que se me canta.
Chau idiotas! Me fui a vivir mi vida.

O.-

Tuesday, June 2, 2009

Mi personaje inolvidable

Este texto lo escribí en septiembre de 2004...


Se levantó de la mesa de la cocina y camino los 10 metros que separan a ésta de su ventana con vista a la calle. Acomodó unos almohadones y apoyó unas revistas y unos diarios en la mesa del living. Se sentó en un banco de madera que da a la ventana y me invitó a sentarme a su lado. Con la ternura y dulzura que es su característica primera me dijo: “hoy te toca a vos contarme una historia” a lo que yo le respondí que le iba a contar la mejor de todas, “te voy a contar la historia que me quedó de tu vida”. Con menos minuciosidad y, quizás, más admiración que otra cosa es lo que intento hacer aquí, en menos líneas de lo que merece.
Ese día a la tarde, mi abuelo ni se imaginaba que sería el día que más iba a aprender de la vida, aquel día en que ambos reconoceríamos el legado abuelo-nieta y el día que más se iba a emocionar. Así es él: ama a sus nietos como nadie y él mismo los admira, cuando en verdad es al revés que debería ser.
Según lo recuerdo, no hace mucho tiempo atrás tomé consciencia de lo importante que era él para mí, de la herencia que me deja (aún en vida) y que él mismo puede disfrutar en las charlas: mi amor por las letras.
Siempre le gustó la literatura, desde chico. Allá en “mi Concordia que me vio nacer” –como dice él –jugaba con la pelota de trapo y leía El Rosedal de las Ruinas que me regaló esa misma tarde, cuando descubrió que su vida era un cuento, tanto por sus verdades como sus fantasías. Es que le tiembla la voz cuando me cuenta del baldío donde jugaba a la pelota con sus amiguitos, de los kilómetros que caminaba para robarle las naranjas al de la entrada al pueblo, de las veces que “esa maestra” lo tuvo que bajar de las nubes.
Es un abuelo, pero no como cualquier otro. Es sencillo y humilde, es honesto, sincero y caritativo, comprensivo, emprendedor, alegre y vivaz: eso es lo que nos dejó a todos sus hijos y nietos, lo más valedero. No usa los dientes postizos de arriba y cualquier bebé de 15 meses tendría una dentadura más numerosa que la suya. No camina despacio, aunque sus 84 años le pesen un poco en la espalda y en los ojos: su mayor dolor. Esa vista que le impide leer los libros que más ama y aquellos a los que desea amar.
El fervor por las letras no fue lo único que lo movió en su vida, también amó la física. Sin embargo, los tiempos eran otros y la sociedad no admitía cualquier estudiante. La universidad fue pospuesta por su religión y proveniencia, y aunque luchó debió cambiar su vocación.
Chilibí no pudo estudiar y, cuando me lo cuenta se me inundan los ojos. Pero lo dice feliz “por suerte conocí a tu abuela, tuve tres hijos y ahora tengo siete nietos. La familia sigue creciendo y pronto tendré el doble.” Hace metáfora el amor con el que sus nietos van haciendo su propia familia.
Cuando yo era bebé, mi mama me dejaba en su casa y me recostaba en su cama: toda la manzana se enteraba. Ese día el negocio abría más tarde, hasta que ése fue su horario habitual. Ahora, en la calle lo reconocen y lo llaman “Felipe” (la traducción del nombre turco “Chilibí” al castellano). Lo paran en la calla y él me lo relata orgulloso y quizás un poco fantasioso.
Cuenta su vida con fuerza, emoción y ese dejo de tristeza y nostalgia que hace de sus historias una emoción constante. Sin titubear me dice todo, no deja de contar absolutamente nada y lo hace con esa inocencia que le da el vaso de güisqui que llenó hace más de 90 minutos y todavía sigue en la mesa, ya sin el hielo, esperando el sorbo final (e inicial).
Con los años, fui descubriendo que el panzón de pelo, a duras penas, canoso, con esos anteojos gigantes marrones, con su boina, bufanda tejida a telar y sobretodo o con camiseta y pantuflas es un abuelo al que le gustan las historias, tanto que convirtió su propia vida en una. Por eso, cuando cuenta algo, todo tiene un tinte de verdad y un tinte de fantasía.

Monday, June 1, 2009

Head on the wall

Hoy una amiga me dijo algo muy sabio: no te rompas la cabeza pensando en los supuestos. Deja que las cosas fluyan. Después, y sin haber escuchado lo que esta amiga me dijo, otra amiga, opinó que me deje de pensar en los qués, los porqués y los qué dijo o no dijo... cómo y en qué situación.
Pero yo hago oidos zordos en la mayor parte de mi tiempo, porque soy muy testaruda. Y porque como dice LB, quiero las cosas ya. Y a veces, en esa ansiedad de tener las cosas de forma instantánea encuentro a mi peor enemigo: el tiempo.
Y hoy, cuando más necesitaba esa charla, no la tengo. Y no porque no se esperar. Sino porque no está.
Y me planteo en mi cabeza, en qué momento volví a caer en los juegos de los otros. Yo no me merezco ese tipo de trato, de nadie, de ninguno. Entonces voy a dejar que las cosas fluyan. Y si no fluyan que se vaya todo a la mierda... no?
Hoy ese es mi motus operandi. Y si no te gusta, no me leas, porque hoy estoy con el peor de los humores. Asique no me importa.

Todo va más allá de lo que le diga Cameron Diaz a Zelma Blair... "Don't look for Mr Right. Look for Mr Right Now..." or not...

Monday, May 18, 2009

Won't you let me know?

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

Táctica y estratégia - Mario Benedetti - QEPD 17/05/2009


Hoy leia en uno de los tantos diarios que tengo que chequear todas las mañanas (y los lunes es el triple porque no trabajo sabados y domingos...) con los deditos todos negros, una de las necrológicas sobre Mario Benedetti, y habían publicado este poema. La veradad que no soy muy fana del poema como poema, quizás si como letra de cancion... Y pensaba, qué loco que el gran escritor se tuvo que morir para que yo encontrara este increible poema que me lleno los ojos de lágrimas.

Creí que si bien nunca lo había leido, había algo que me hizo temblar.

¿Cómo puede alguien escribir algo tan cierto para sí mismo y para alguien totalmente desconocido? ¿Cómo es que este poema lo siento tan cerca, como si fuera que lo escribieron para mi? Que lo escribió él (sin yo saber quien es) para mi, él que me mira de lejos, y se acerca como amigo, él que juega tácticas y estratégias para que yo un día cualquiera me de cuenta que lo necesito.

Tan cierto, pero tan extraño. Como alienado de mi.

Me veo en el espejo mientras me lavo los dientes en la oficina y pienso... que loco... en un día me pasan dos cosas raras, más el horóscopo que me dice que tengo que tomar una decisión, más él que me mira de lejos, el poema de Benedetti, la letra de Coldplay, la canción de la Oreja "que en frente tu y yo, va y viene el silencio", el capítulo de Grey's Anatomy del lunes pasado, "I'm here for you, Lizzie Stevens, I'm here for you", y esa cación de Colplay que suena y suena que "If you love me, won't you let me know" y las golondrinas del poema de Becker, y de nuevo Benedetti. Y me quedo quieta frente al espejo del baño.

"¿Estás bien?"
"Sí, sí, creo que me lastimé con el cepillo..."

Y me subo al subte y sigo pensando en como es que las cosas se pueden dar todas juntas, en una misma semana, en el mismo vagón del subte, que tomo todas las mañanas. Me siento y miro para afuera las pardes pasar, una detrás de la otra, en la oscuridad y entre piernas y brasos.

Él no sabe nada. Pero yo tampoco. Like water under the bridge.

Y él, que me mira del otro lado de la mesa.

No se. No sabemos qué hay después.

Y si me juego todas las cartas, la cajita me queda vacía. No hay nada, o está todo. Pero no hay un intermedio. Porque sé que es lo que siempre busqué, lo que siempre quise y lo que necesito hoy, pero a la vez, puedo no serlo yo... Puedo estar equivocada, y en el lugar equivocado también.



Was a long and dark December
From the rooftops I remember
There was snow
White snow
(...)
I took my love down to violet hill
There we sat in the snow
All that time
She was silent still

So if you love me
Won't you let me know?
If you love me
Won't you let me know?

Violet Hill - Coldplay
Entonces, no puedo tomar una decisión. Por más que quiera y me fuerce, la sonrisa no me sale natural. Me sale como una mueca deforme. No puedo mentirte, pero quizás I will let you know...
xoxo
O.-







Friday, March 27, 2009

Estoy viva - "She's alive"

"No recuerdes para nuestro mal
las culpas de otros tiempos;

compadécete pronto de nosotros,

porque estamos totalmente abatidos."

Sal 78. 9.




Muchas veces discutimos. Vos con el, ella con aquel, nosotros con ellos, vos y yo, vos y ella, ella y el otro, ella y yo. Otras veces nos preocupamos. Vos por mi y yo por vos. Pero no decimos nada, porque el silencio a veces es también una preocupación.

Hoy me despierto a escuchar tus gritos y los de ella, los de él, los mios, los del otro. Y me pregunto en qué momento dejé que mi enojo me nuble la vista. ¿Cuándo fue que tus culpas me alejaron de vos? Quiero saber porque dejé de ser esa persona que siempre acepta el perdón del otro aunque no se lo pida, a ser la ofendida que no habla de eso, la calladita del fondo, la que observa en silencio como quien no quiere la cosa, a la que no le importa si hay un mal. La que se tapa los ojos cuando ve que el tren se descarrila, en vez de levantarse y sacudir al conductor.

Entonces no quiero llamar a Spiderman que venga con su redes de super araña y salve al tren, quiero que quien lo conduce, aquel que en su momento aquí fue tan admirado y valorado, vea y entienda que muchas veces todo parece estar en nuestra contra, que en reiteradas oportunidades vamos a abrir los ojos de dia y pensar que es de noche y que nuestras elecciones se verán empañadas por la incredulidad.

Quiero que entiendas que yo me preocupo y que estoy observando (y se que lees 1984), y a pesar del silencio entre nosotros, hay algo mucho más fuerte y algo que nos liga.

Blood is thicker than water.

No lo olvides.

B.-