Monday, July 28, 2008

Sólo quiero ser una Blueberry Pie....


Elizabeth: So what's wrong with the Blueberry Pie?
Jeremy: There's nothing wrong with the Blueberry Pie, just people make other choices. You can't blame the Blueberry Pie, it's just... no one wants it.
Elizabeth: Wait! I want a piece.

My Blueberry nights.



Cuantas veces pensamos en ¿qué está mal conmigo? ¿Por qué no soy lo suficientemente ...(completar con lo que corresponda)... para que él me ame?

A veces, si lo pensamos de otro modo, quizás él no era lo suficientemente... (nuevamente completar con lo que corresponda)... como para nosotras, pero más allá de que tanto nos obsesionemos con uno o con otro... de cierto modo... "lo que no tiene que pasar, no pasa". Eso me lo dijo un amigo, no hace mucho. Y es parte de su historia la que quiero contar.

I.- Un día decidimos con mi familia dejar de lado la vida de ciudad y anotarnos en un club. Ahí conocí un montón de distintos tipos de hombres. Pero algo en él hacía que fuera distinto a los demás. Sin embargo, lo adopté como amigo. Lo miraba de lejos, y sabía que me gustaba. Pero lo miraba de cerca y sabía que eramos amigos. Lo llamaré Remo.
Una vez, estabamos tirados en el pasto y me dijo "para mi, un beso no es nada." Para mi, un beso lo es todo. Un beso te dice la verdad, un beso te muestra sin palabras lo que el otro siente. Pero para él, nada lo es. Lo vi pasar de mano en mano, de braso en braso, de boca en boca. Desde lejos, desde cerca. Un día me besó al pasar en un boliche, como si yo no valiera nada, como si yo no fuera lo suficientemente... como para él. Me encapriché. ¿Cómo podía ser que él no fuera mi Ken y yo su Barbie? ¿Cómo podía ser que en esta historia cabiera una sierra eléctrica y todo el piso de alrededor se caiga y yo quede, cual dibujo animado, lejos de él?
Me encapriché y lo busqué y lo seguí y lo atormenté. Pero yo no era suficiente.

II.- Pasaron los años y me olvidé. El capricho quizás se cambió por algún otro pobre tonto que se me cruzó y no me dió lo que yo quería. Me bajé del colectivo un jueves por la noche, venía de un preestreno de una Ópera, con un amigo de la secundaria. Era la primera vez que iba a un preestreno en el Colón, habíamos pagado $5 para ver, si mal no lo recuerdo, El Holandés Errante.
Entré a un resaurant de comida rápida a pedir mi cena, y lo vi. Sentado con un grupo de amigos, como si fuera más importante que yo. Mis papás me educaron bien. Entré y lo saludé. Me miró como quien mira desde arriba la gente pasar por el balcón, como quien se para en la tarima y baila por encima de los demás.
Me hice pequeñita. Me volví a encaprichar. Pero no lo busqué. A Remo lo dejé pasar. Como si ami no me importara. Aunque no fuera cierto.

III.- Dos días después mi amiga, que voy a pasar a llamar Cala, me llamó para preguntarme si podía darle mi nuevo teléfono a Remo que me había visto hacía unos días y se había vuelto loco buscando un teléfono mio para ubicarme. Me hice la interesante, pero en el fondo me moría de ganas. Me llamó, nos vimos y empezamos algo muy lindo que duró poco. Porque él no era lo suficientemente... como para mi.
Aunque no lo crean, lo dejé irse, con sus rutinario llamados del medio día, con sus salidas esquivadas, con sus voz tan dulce, que aún así no logró conquistarme. Por más rencor que le tuviera, por más dolor que me causara pensar que él en su momento me había dejado... no era ésa la razón. Simplemente no era lo suficientemente...

IV.- Ay querida Ophelia, quizás hoy todavía te arrepentís, pero porque en este tiempo no hiciste otra cosa que lamentarte por otro. No busques aquellos marineros perdidos, bien perdidos están, que por alguna razón siguieron a otra sirena. Lo que no se tiene que dar, no se da. Remo tenía toda la razón, un beso no significa nada, porque no importa cuantas veces me podría haber besado, en la parada de colectivo, en la puerta de mi casa, en el club. No importa porque esos besos nada me decían, pero yo no lo sabía.

Lo que no se tiene que dar, no se da. No importa que tipo de pie seas, simplemente, nadie se lleva la Blueberry... pero quizás venga un día él, quien quiera una porción.

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