Monday, July 21, 2008

Sonrisas amargas

Hay días en los que uno está de mejor humor que en otros, días en los que uno se levanta positivo y días en los que uno está negativo. No siempre influimos o somos conscientes de la energía que irradiamos, y tampoco es tan fácil controlar nuestro estado de humor.
El mundo es así y se mueve de esa forma y no se puede cambiar.
Cuando decimos que tenemos mala suerte, o tenemos buena suerte, en realidad depende de las energías, creo yo.
Hoy me levanté de buen humor, con una sonrisa, nerviosa un poco. Prendí la tele. Llovía. Me encanta la lluvia. Con sonrisa subo y busco mi paraguas rojo, uno bien grande y automático (esos que apretás un botón y se abre solo). Me lo regaló mi madrina y me encanta. Sigo con mi sonrisa mientras tomo mi vaso de leche de la mañana, mientras mi mamá se levanta y en chiste le digo "uy llueve". Mamá no se elvantó con sonrisa esta mañana. Pero yo sigo bien, contenta.
A pesar de que son las 6:30 de la mañana y que estoy manejando para ir a rendir un examen final en la facultad, voy tranquila, con la música, cantando. De buen humor, porque así me levanté.
Llegué a la facu y con mi café repaso los autores y me organizo con el tema que elegí. Subo al primer piso a donde voy a estar rindiendo. Estoy más que tranquila, relajada porque sé todo lo que tengo que saber, leí todos los autores y puedo ubicar a cada uno en su contexto.
La primera en la lista soy yo. Me quedo en el salón y todos salen. Estoy confiada. Empiezo a hablar y en la quinta palabra, la profesora me frena. Hace un comentario y una corrección. Ya no estoy tan tranquila. Las manos están frias y me transpiran.
En ese momento reconozco las caras de las profesoras, aquellas que ya me pusieron un 2 en otras ocasiones, aquellas que ya se burlaron de mi una vez, esas que me dijeron una y otra vez que tenía que volver en el próximo llamado.
Mi cabeza da vueltas y no puedo fijar la mirada ni en sus caras ni en ningún punto de todo el salón. Empiezo a decir incoherencias, frases que en su conjunto no tienen sentido, teorías mezcladas, comentario abzurdos, palabras de otras materias, oraciones sin principio ni fin.
Ya perdí el hilo de la conversación y me cuesta reflexionar. Si me preguntaran donde vivo no sabría como explicarles. Las profesoras se miran entre sí y ya se que frase va a venir, esa que les escuché decir ya tantas veces, esa que no puedo escuchar, que necesito no escucharla, que si la escucho una vez más me va a quebrar, ahora tan cerca del final, no puedo soportar escucharles decir que vuelva en el próximo llamado, no puedo ver como escribe en la hoja, justo al lado de mi nombre un 2 (dos).
Desaprobada. Otra vez más.
Ya no sonrío. Mis ojos se llenan de lágrimas y salgo del salón, salgo de la facultad, salgo del auto, salgo de todos lados, con ese dos escrito en la frente, y en la mirada. Nada puede cambiar mi día, nada. Nada puede modificar lo que siento, absolutamente nada. Ni si quiera un mensaje suyo puede hacerme sonreir, al menos no hoy, ya es tarde para sonrisas. Podrá añadirle sabor, quitarle lo amargo, pero no cambiarlo. Por siempre recordaré el día en que una vez más me volví a mi casa sin aprobar ese final, ese examen que lo se de principio a fin, pero que cuando me siento frente a esas dos profesoras, ninguna energía positiva me puede ayudar a aprobarlo.
No importa que tan feliz y sonriente me levante.

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